Julio Lage, Presidente de AEGAMA, habla del talento como base para cambiar el mundo
«Constantemente se habla del talento pero, ¿sabemos de qué hablamos?, ¿somos conscientes de la importancia de cultivarlo? El Talento es un tesoro. Un tesoro de conocimientos y experiencias que permiten que el saber sea aplicable de forma efectiva a la realidad de la vida. Si le añadimos creatividad, como inquietud por saber más y por resolver o mejorar situaciones de nuestro día a día, y de pensar de nuevo cómo afrontar un futuro diferente y mejor, estaremos en el camino de no hacer más de lo mismo. Estaremos en el camino de cambiar el futuro. Estaremos fabricando innovación.
Para ello, hay que tener un adecuado sentido de autocrítica. Un sentido positivo. Un sentido de mejora, de cambio y de creación. Es el mecanismo que activará nuestra imaginación, despertará nuestra creatividad y nos pondrá en el camino de la innovación. Y esto, ha de ser algo natural en cada uno de nosotros y en cada momento de nuestra vida.
Será preciso construir los hábitos adecuados para ello. Cuanto antes empecemos, mejor. Es como aprender un idioma. Cuánto más jóvenes empecemos, mejor lo adaptaremos a nuestra vida. Por tanto, será bueno empezar desde la infancia. Desde la formación en los colegios. Dando a los niños y a los jóvenes formas distintas de aproximarse al aprendizaje (como puede ser la gamificación), que les enseñen a pensar y no solo a memorizar. Que les creen ese hábito del aprendizaje continuo. El ansia de saber.
Pero dicho esto, la imaginación no tiene edad. Se puede empezar a estimularla en cualquier momento, pero hay que estar dispuestos a cambiar hábitos adquiridos que no ayudan a avanzar en el sentido correcto. Hay que estar dispuestos a ser flexibles, a considerar que el otro puede tener razón. Hay que estar dispuestos a escuchar y a considerar otras opiniones, para luego analizarlas y diseñar el mejor camino.
Hay que saber dialogar. Dialogar significa crear un espacio para que el otro pueda entrar. Solo así podremos aprender del conocimiento y experiencias de los demás. Con este espíritu nunca será tarde para potenciar nuestro talento. Así es. El talento no solo hay que identificarlo. Hay que crearlo, cuidarlo y promoverlo. Hay que potenciarlo. Solo así crearemos generaciones que inventen nuevas o mejores formas más efectivas de hacer las cosas.
Y esto, es una actitud. Y sus bases son, el conocimiento, la inquietud, la vocación de no hacer más de lo mismo y, los hábitos de esfuerzo, superación, sacrificio, cooperación, solidaridad y aprendizaje continuado.
Somos capaces de interrogar en “Lenguaje Natural Multimedia” nuestra “Big Data Base”, y concluir, generando respuestas en tiempo real, adaptadas a las necesidades de cada momento
Hoy se habla mucho de “Big Data”. Pues, nuestra vida y nuestro cerebro, son un inmenso ejemplo de esta disciplina. Vamos acumulando información de todo tipo con un formato multimedia, así como conocimientos diversos, adquiridos en base a experiencias y lecciones aprendidas.
Somos una verdadera “Memoria Institucional” de nosotros mismos, del mundo que nos rodea, de nuestros relacionados y de lo que por múltiples vías conocemos y aprendemos. Pero, de nada valdría todo ello, si no fuésemos capaces de relacionar todo este conocimiento con las decisiones que cada día hemos de tomar así como de mirar al futuro con vocación de cambiarlo.
Para ello, nuestro cerebro se comporta como un verdadero ordenador, mucho más potente que los que hoy procesan sistemas de inteligencia artificial, porque la inteligencia natural (cognitiva y emocional) y la red neuronal capaz de aprender de que disponemos, a fecha de hoy, es insuperable. Somos capaces de interrogar en “Lenguaje Natural Multimedia” nuestra “Big Data Base”, y concluir, generando respuestas en tiempo real, adaptadas a las necesidades de cada momento.
Todo este funcionamiento de nuestra mente, es más eficaz, cuantas más experiencias hayamos vivido, cuanto más aprendizaje hayamos realizado, cuanto más conocimiento hayamos almacenado, cuantas más reglas de actuación automáticas, es decir, hábitos, hayamos incorporado a nuestra máquina de pensamiento. Es decir, “al talento que nosotros mismos hayamos construido”.
«Ejercitemos nuestras capacidades de generar talento»
En efecto, el talento se puede construir. Podríamos decir, que, en términos generales, todos nacemos con un grado de inteligencia razonablemente parecido. No para lo mismo, sino para diferentes ámbitos del conocimiento. Y eso es lo que hay que desarrollar. Lo que no se ejercita se atrofia. Ejercitemos nuestras capacidades de generar talento, y lo tendremos. En las artes, en las ciencias, en la tecnología, en la vida. Pero lo tendremos. Esta es la fábrica de invención y genialidad. Esta es la base de nuestro futuro, porque ello abrirá campos de creación y por tanto, espacios de oportunidad y, en consecuencia, capacidad de crear crecimiento económico social. Si todo esto lo desarrollamos teniendo en cuenta principios morales, valores y ética, además estaremos colaborando a la construcción de un mundo mejor, en paz y solidaridad. Para conseguirlo hemos de analizar:
- Si nuestros métodos de enseñanza son efectivos
- Si el aprendizaje al que sometemos a los niños y jóvenes en el entorno familiar es el adecuado.
- Si en nuestras universidades somos generadores de expertos o de emprendedores creadores de futuro.
- Si desde los entornos público, privado y familiar, promovemos la cultura de esfuerzo, sacrificio, lucha, aprendizaje e inquietud por el futuro.
- Si promovemos la creación de hábitos positivos y enseñamos a aprender e innovar o solamente transmitimos lo que ya se sabe.
- Si retenemos el talento o dejamos que se nos vaya porque no generamos el caldo de cultivo necesario para evitarlo.
- Si tratamos de recuperar el talento que se nos ha ido en búsqueda de oportunidades que aquí no tenemos y que se enriquece con conocimientos y experiencias inherentes a su desarrollo profesional.
Por otra parte, en muchas ocasiones, el talento no es bien tratado. A veces, el talento es incómodo, porque tiende a romper las reglas de juego establecidas, al no hacer más de lo mismo y cambiar lo establecido. Los grandes cambios de la humanidad, han pasado por este proceso. Es importante que todos seamos conscientes de estas realidades, es importante un cambio de actitud general. Sólo así nos pondremos en el camino de descubrir, promover, generar y retener el talento, tan necesario para crear un futuro socioeconómico mejor y más justo. De generar un tejido productivo, industrial y económico sostenible, adaptativo a los tiempos y a los cambios de la humanidad y que permita salir de las crisis y dar una mayor estabilidad a la humanidad.
Modifiquemos nuestras actitudes para que ello nos permita cambiar nuestras aptitudes
Cambiemos nuestras visiones obsoletas de la vida y miremos con nuevos ojos al futuro. Modifiquemos nuestras actitudes para que ello nos permita cambiar nuestras aptitudes. Aprendamos siempre y activemos nuestro hábito de asimilar conocimientos y experiencias de forma constante. Modifiquemos en lo que sea necesario nuestro sistema de enseñanza y aprendizaje, tanto en colegios y universidades, como en la familia, en la empresa y en la vida personal. Hagamos que la palabra talento, no sea solo una palabra, sino toda una actitud vital generadora de lo que significa, riqueza. Riqueza económica, social y de principios valores y ética en beneficio de la humanidad y la vida. Si queremos trabajar por un mundo mejor, aprovechemos el privilegio que el talento nos ofrece.