Hablar de relaciones universidad-empresa no es ninguna novedad. En el caso de España, la vinculación entre el mundo productivo y académico tiene ya un largo recorrido, que arranca en 1973 con la creación de la Fundación Universidad-Empresa por iniciativa de la Cámara de Comercio de Madrid y las universidades madrileñas. Lo que sí es novedad es el papel protagonista que ha adquirido este binomio en los últimos años como área de cooperación estratégica clave en el desarrollo territorial y como factor clave para la construcción de esa “economía más competitiva y dinámica basada en el conocimiento, capaz de un crecimiento sostenible con más y mejores empleos y con una mayor cohesión social” que ya constituía el eje de la Agenda de Lisboa y que se reitera en la Estrategia Europea 2020.
Superadas las etapas de la sociedad industrial y la sociedad de la información, nos encontramos instalados en la Sociedad del Conocimiento, una sociedad en la que el recurso básico es el saber y en la que el conocimiento , y el rendimiento que se obtenga de él, se sitúa en el centro de la producción de riqueza y en los niveles de competitividad que pueda alcanzar una empresa o un país. En este contexto, no podemos olvidar que el conocimiento siempre está ligado a las personas, que son las que lo generan, lo transmiten, y lo aplican en beneficio de la sociedad. Por ello, las personas, el capital humano, el talento, los trabajadores del conocimiento, son una pieza cada vez más imprescindible en el engranaje de la economía.
En definitiva, estamos hablando de la empresa, como motor de la economía y generadora de empleo y riqueza; y de la universidad, como generadora de conocimiento y cantera de talento. Un binomio que representa hoy, más que nunca, una ecuación absolutamente necesaria para alcanzar los objetivos marcados en relación con la formación de profesionales que serán el motor de los cambios que se deberían producir en el corto y medio plazo.
Existen experiencias y casos de buenas prácticas que testimonian la existencia en España de una cultura de compromiso compartido y de colaboración entre universidades y empresas, pero éstas siguen siendo insuficientes. Una gran mayoría de estas experiencias se han desarrollado en el ámbito de las grandes empresas y el papel desarrollado por las PYMES ha sido hasta ahora muy marginal, a pesar de su enorme peso en la economía nacional. Sin embargo, la posibilidad de construir un espacio potente, donde las dos realidades puedan poner en común sus aspiraciones, sus deseos y sus necesidades, no es una utopía. Un mayor esfuerzo de acercamiento mutuo contribuiría, sin duda, a poner el acento en los beneficios mutuos que aporta esta relación en términos de competitividad.
El momento, además, lo exige. Por un lado, porque tenemos que buscar nuevas sinergias que contribuyan a reforzar la recuperación económica. Pero también porque así lo demanda la nueva configuración de las enseñanzas universitarias en el marco del EEES. No es posible formar competencias, fomentar el espíritu emprendedor, proporcionar formación práctica y mejorar la empleabilidad de los universitarios sin contar con la experiencia y opinión de las empresas. Así lo entendemos en la Fundación Universidad-Empresa, y por este motivo los objetivos que nos venimos marcando en los últimos años se han centrado de manera especial en el campo de la formación y capacitación profesional de los jóvenes, así como en la búsqueda de nuevos modelos de colaboración universidad-empresa que, además de facilitar su incorporación laboral a las empresas, sean capaces de proporcionar a las empresas los perfiles técnicos y competenciales que hoy reclaman.
Arsenio Huergo
Presidente de la Fundación Universidad Empresa
Arsenio Huergo es Presidente de la Fundación Universidad-Empresa. En la actualidad, la actividad de la Fundación se centra en cuatro áreas fundamentales: la formación en diferentes campos de interés empresarial; el empleo, a través de innovadores programas de prácticas y de iniciación profesional; la innovación, con acciones relacionadas con la gestión de contratos de investigación y la inserción profesional de doctores, doctorandos y tecnólogos en empresas; y el emprendimiento, realizando actividades de sensibilización, orientación, asesoría y apoyo para la preparación de planes de empresa y puesta en marcha de iniciativas empresariales.