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Francisco J. Mora es Doctor Ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Valencia desde 1997 y Rector de la institución desde 2013. La UPV es la Universidad de la que proceden los participantes que han ganado la Edición 2016-2017 de Global Management Challenge España.
Francisco, ¿Cómo de importante es la formación en gestión y estrategia empresarial en los tiempos actuales?
Para nosotros es fundamental. No solo a nivel teórico, sino sobre todo en la práctica. Es imprescindible que los alumnos, independientemente de la titulación elegida, adquieran sólidos conocimientos empresariales y los apliquen mientras todavía están en la universidad. Para que salgan al mercado laboral con una experiencia previa. Tanto es así que, hemos creado 13 espacios Emprende, uno por cada escuela y facultad de la UPV, para animar a nuestros alumnos a tomar la iniciativa y hacer realidad proyectos de todo tipo que puedan competir en concursos internacionales, se conviertan en soluciones para un desafío tecnológico o un reto social, o lleguen a ser una empresa. Este ecosistema emprendedor que hemos creado en la UPV es un proyecto único en España. No conozco en la universidad española un despliegue tan importante en actividades de emprendimiento.
¿Qué ha supuesto para la UPV que tres de sus estudiantes hayan logrado ganar la Final Nacional de GMC España y representar a nuestro país en la Final Internacional de Doha?
Para la UPV, es un orgullo contar con alumnos como Javier, Joaquín e Iván, estudiantes creativos, responsables, implicados, excepcionales, que tiran de proyectos académicos y extraacadémicos. Somos conscientes de que llegar a una final internacional tan exigente como esta es el fruto de muchas horas de trabajo y dedicación y de una gran capacidad. Queremos que su éxito sirva de ejemplo al resto de alumnos y que les anime a preguntarse “¿y si yo también fuera capaz?”.
En esta ocasión, los tres campeones nacionales proceden de ingenierías, ¿es la gestión empresarial una salida viable para un ingeniero? ¿Por qué es así?
En general, los ingenieros funcionan muy bien en el mundo de la gestión empresarial, tanto por su capacidad analítica como por su orientación hacia la resolución de problemas. La formación de un ingeniero, al margen de los conocimientos concretos que adquiere, es muy completa y está muy bien valorada por todos los sectores.
De hecho, no hace mucho se publicó un informe de Fundación Everis que recogía la opinión de las empresas españolas. Según este estudio, los ingenieros de la UPV destacan especialmente a la hora de trabajar en equipo, orientarse a la consecución de resultados, aprender y adaptarse a entornos cambiantes y por su habilidad para desenvolverse en ambientes internacionales. Y todo ello encaja perfectamente con la gestión empresarial.
La formación y educación práctica (learning by doing) como nuestro simulador es una de las cuestiones que se han incorporado en los últimos años en las facultades españolas, ¿ayudan estas nuevas formas de enseñar a mejorar la formación de los alumnos? ¿Cómo?
En la UPV, somos incondicionalmente partidarios de este tipo de formación que combina lo aprendido en el aula con la resolución de problemas y la validación sobre el terreno de las hipótesis. Solo enfrentándose a situaciones reales o simuladas, se puede adquirir las competencias necesarias para cualquier responsabilidad futura.
¿Qué tiene de especial un estudiante que ha practicado con retos de este tipo? Es polivalente; ha aprendido a gestionar los plazos y los tiempos, a adaptarse a las limitaciones de recursos, a solucionar imprevistos, a trabajar con normativa, a respetar la jerarquía y a colaborar entre compañeros. ¿Qué empresa no querría a alguien así? Como dijo Pedro Duque en una de sus recientes visitas a la UPV, cualquiera de los alumnos que ha sacado un proyecto adelante vale por tres de los que han estado sentados durante cuatro años en el aula.
¿Considera que, en general, las Universidades españolas deberían colaborar más con empresas para aportar a sus alumnos una visión más real del mundo laboral y del mundo empresarial?
Sin duda. La colaboración entre empresas y universidad redunda en beneficio del alumno y, en última instancia, en toda la sociedad.
Hemos mejorado mucho en ese aspecto en los últimos años con las cátedras de empresa, el aumento de las prácticas, los servicios de orientación hacia el empleo dirigidos a alumnos y titulados, las ferias de empleo y con otras muchas iniciativas que ya se están llevando a cabo en la universidad española. Pero siempre se puede llegar a más. La universidad no podrá cumplir su misión de transformar el conocimiento en progreso, sin una alianza duradera con las empresas.
Con la crisis, España ha evidenciado un grave problema, la denominada “fuga de cerebros”, ¿cómo afecta esto a la economía española y qué se puede/debe hacer para solucionar este problema?
Durante los últimos cuatro años, las universidades nos hemos descapitalizado. Los investigadores en formación se han visto obligados a abandonar los campus españoles y han emigrado a otros países que se aprovechan de su magnífica formación. Esa fuga de talento está hipotecando el futuro de la universidad, de la investigación y, lo que es mucho más grave, del país.
Hemos reclamado varias veces la creación de un verdadero programa de retención y captación de talento. Pero, además, tenemos que poder gestionar nuestro personal con libertad académica, con el sólo límite del respeto escrupuloso a las disponibilidades presupuestarias. La realidad es que mientras las universidades españolas están atrapadas en la sobrerregulación externa, las universidades de fuera de nuestras fronteras, bien dotadas financieramente, compiten por conseguir el mejor y más brillante capital humano.
Sin renovación, sin promoción y sin reposición de efectivos, la universidad española está sufriendo un proceso de envejecimiento y desmotivación, que nos conduce irremisiblemente a un empeoramiento de nuestros resultados.
Banca de inversión, consultoría, gestión empresarial son algunas de las salidas que más abundan entre los más de 5.000 participantes que han pasado por nuestro simulador, ¿son estas salidas válidas para ingenieros egresados de una escuela como la de la UPV?
Sí. Las salidas laborales de un ingeniero son muy variadas. Son titulados altamente cualificados y sobradamente capacitados para mantener procesos críticos. Se espera de un ingeniero que su trabajo esté vinculado a puestos con responsabilidad sobre personas y equipos, lo que lo convierte en un profesional óptimo para la consultoría y la banca de inversión.
Por último, ¿cómo de importante es la comunicación para los ingenieros y cómo cree que ayuda el hecho de enfrentarse a la presentación de resultados ante los inversores, como ocurre en GMC, a su formación?
Para un ingeniero, el pensamiento crítico, las habilidades comunicativas y la capacidad de convencer son fundamentales. Tienen que ser capaces de presentar un tema y empatizar con el público. Todo ello forma parte de las competencias transversales (trabajo en equipo, liderazgo, compromiso, gestión del tiempo…), esas soft skills tan importantes para un titulado. Lo sabemos desde hace años, nos lo dicen las empresas y estamos trabajando en ello, no solo para que los alumnos las adquieran sino también para que las empresas puedan saber con seguridad que un titulado las ha adquirido (porque la UPV ha definido previamente un sistema objetivo para medirlo y acreditar que las han conseguido).